Lanzarote turismo, rurales, de playa. Críticas, opiniones y consejos sobre alojamientos, hospedajes en tus vacaciones. Se te invita a contar tu experiencia con imparcialidad y respeto, a subir tus fotos. Recomienda tus preferencias, los rincones geograficos que te han seducido, tus platos culinarios favoritos. Cuenta tus anecdotas. De la Graciosa también. Comenta los precios, caros/baratos, relación calidad/precio. Sugiere lo que se puede mejorar a tú entender, lo que no te ha gustado Se publicaran todos los comentarios que se conduzcan con prudencia y respeto.
Una de mis excursiones un día al azar. Podria ser uno cualquiera de estos niños, tenemos el denominador común de haber estado en Lanzarote y haberlo pasado ¡chachi piruli! Vamos ¡hipersupermegachachi!
Mis padres me habían llevado a una playa de arena negra. La piel de mis pies todavía blanquecinos, consecuencia de los largos periodos invernales que pasan encalcetados y embotados… O de veranos que se parecen a vuestros inviernos. Me causaba extrañeza, sorpresa y me hacia reír al compararlos con el color de la harina viéndolos en semejante contraste; hasta ese momento no había caído lo blanca que era mí piel. El contraste blanco-negro junto al brillo de la piel mojada, así me hacían pensar.
Bueno, estaba acostumbrado a verlos también blancos por fuera, claro encalcetados y embotados, cuando del lugar que procedo, se me entierran en la nieve que, copo a copo y silenciosamente el cielo gris-blanco ha depositado sobre la hierba del jardín de mí casa. En mis entradas y salidas, encorriendo al gato o detrás de la pelota. Eso el día que no me calzo las raquetas y ramplo con el trineo a la cuesta del parque de al lado. Me preguntaba ¿me servira este trineo-tabla para divertirme con las olas en Lanzarote? Porque el artilugio parecer, se parece. Al final se me olvido en casa.
De donde procedo, estamos acostumbrados a la nieve y a vivir con normalidad con dicho elemento, mucho mas divertido que los días grises y lluviosos. Quien vería a todos medio “depres” por el dichoso clima que padecemos. Lo que más nos divierte es tirarnos bolazos de nieve y hacer muñecos con dicho elemento. En especial en los “enfrentamientos fraticidas” entre mis colegas y nuestras respectivas hermanas, ¡normal!
Hasta que lleguemos al chiki-chiki, nos queda un rato… ¡ja!
Una notable diferencia de blancura el producto.
Aquí al lado, también hay abundantes montones blancos que despertaron mi curiosidad. Sin dudar, la pregunta para que mis progenitores me sacasen de mi ignorancia: “… Que hace aquí esos montones de “nieve”…”. Mi hermana la mayor, “…no seas totorota, eso es sal…” La sal, producto y residuo que queda una vez que se ha evaporado el agua de mar. Se usa como condimento culinario. Con el tiempo me he ido enterando de que hay diferente tipo de sal, según su procedencia. Pero esta es “born” en la Lanzarote Rural al lado la mar, cerca de la costa asentada en el interior. ¿Sabéis que de este recóndito lugar, para aquellos tiempos, se exportaba grandes cantidades de sal por su calidad y abundancia?
Entretenido en el juego que me posibilitan el tiempo libre de mis festivos días en este lugar, para mí extrañamente soleados al mismo tiempo que acompañados de azulados cielos, jugando, jugando… creando, creando ayudado por mis sueños y pensamientos e invitado por el paisaje, me enfrasque en oradar un hoyo. Cerca, este océano que me han dicho que se llama Atlántico: ola va, ola viene.
De vez en cuando hallo un olivino, verde por supuesto. La olivina es la que al partir la bomba, se ve como un terrón, a una ligera presión se descompone.
Chachos que me pierdo y me olvido de mi “agujero”. Paradójicamente, sus paredes no cerraban, sino que se iba haciendo más grande y profundo. Me daba perfecta cuenta de que me iba adentrando en un mundo nuevo en el cual me comenzaba a encontrar asombrosamente cómodo y amigablemente acompañado. Conforme iba hundiéndome, se iba oyendo en aumento murmullos de admiración y algunos ruidos parecidos a aplausos: ¿Donde me esta llevando este pasadizo… la senda de mis sueños?
Ya me llevaron a visitar las Montañas del Fuego, Parque Nacional de Timanfaya. Lo comparé pero no: Poco calor, para lo que vi allí…
También visitamos Los Jameos del Agua. Tampoco. Allí los visitantes admiramos en silencio, pero no aplaudimos…
Desde aquí casi se toca La Cueva de los Verdes y sucede lo mismo: Todo el mundo curioso y en silencio. Entre la admiración y la sorpresa ante la poderosa ‘N’aturaleza.
En el camino entre ambos lugares emblemáticos de la Lanzarote Rural, nos encontramos El Jardín de Cactus. Aquí se deberían de oír gritos, chillidos… en el supuesto de que cayesen nuestras posaderas sobre uno de ellos. Pero tampoco… Nunca hay un percance, todos vamos con cuidado y seguimos las indicaciones. Somos buenos chic@s.
¿A las bodegas de la Geria con su Museo del Vino en las Bodegas El Grifo? ¿Al Monumento del Campesino? Tampoco, tampoco, frio, frio.
¿Al Mirador del Río, Famara, Playas de Papagayo… En el “hotel”, establos de los “camellos” dromedarios de Uga…? Nada de nada.
¿A Los Hervideros que estan ubicados cerca y hoy la mar esta “calma chicha”?
¿Al Lago de los Clicos situados un par de kilometros mas allá?
¿Al Mirador del Río? Eso esta muy alto, ahí no llega nada. Sálvo algún bimotor que cruza el río por debajo de nosotros. Rara coincidencia.
¿A que alegre tumulto y admirada algarabía me esta llevando mi túnel? De las Salinas del Janubio… ¿a donde?
Por cierto, ¿habre hecho un tubo volcanico en lugar de una galeria? Mas bien si…
(mañana más).
Los creadores-i’n’ventores se copian de la ‘N’aturaleza
La’N’zarote -ña
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